Viernes Santo 1.1
De la oración del
grupo “Jóvenes”
San Mateo
Señor, Tú estás en mi vida.
“Desde entonces le he visto caminar a mi lado, ese Dios que se humilla y muere por mí. Es la barca en mi playa, el ruido del silencio”
“Señor, sé que no es posible comparar lo que tú sufriste
con lo que sufro yo en mi día a día”
“Muchas veces yo me levanto, sin ganas de ir a clase, como seguro tú no
querías ir ante Pilato, Y al igual que a ti, a mí me tienen que dar un
empujón mis padres para ir a clase, como a ti te llevaron los fariseos”
“En el patio me encuentro a mis amigos junto con algunos de mis
compañeros, muchos han aprobado y lo proclaman a los cuatro vientos sin
importar si los que hemos suspendido nos podemos molestar. Pero en esa multitud
encuentro a mi mejor amiga, que me anima y me dice que puedo con todo lo que me
echen encima y que una nota no puede definir mi día. Ella es mi María y también
mi Cirineo. Me consuela y me ayuda a seguir adelante”
“Por el camino veo a un compañero con el que no me llevo muy bien, pero
que lleva una expresión de tristeza en el rostro. Me acerco y le pregunto qué
le pasa, y aunque al principio le cueste, al final me dice que su padre está en
el hospital y no le habían dicho nada hasta la hora de la salida. Yo le digo
que no se preocupe, que si no se lo habían dicho antes sería porque tan mal no
estaba y así no le preocupaban. Él parece animarse y me da las gracias, parece
que nuestra relación ha cambiado.”
Oración del Papa Francisco a Cristo crucificado
"Oh Cristo crucificado y victorioso, tu camino a la Cruz es el
resumen de Tu vida, es el icono de Tu obediencia a la voluntad del Padre,
es la aplicación de Tu infinito amor por nosotros, es la prueba de Tu
misión, cumplimiento de la Revelación y de la historia de la Salvación.
El peso de Tu Cruz nos libera de todos nuestros pecados. Tú obediencia nos
hace darnos cuenta de nuestra rebelión y desobediencia. En Ti, vendido por
los que te son queridos, vemos nuestras tradiciones. En Tu inocencia vemos
nuestra culpa. En la crueldad de la Pasión vemos la crueldad de nuestro
corazón y acciones. En Tu sentimiento de abandono y en Tu cuerpo herido
vemos a los más desfavorecidos. En Tu sed vemos la sed de Tu Padre, que en
ti ha querido abrazarnos, perdonarnos y salvarnos. Imprime Señor en
nuestros corazones la fe, esperanza, caridad y dolor de arrepentimiento de
nuestros pecados. Haznos guardarte siempre en tu momento más doloroso, para
no olvidar el precio que has pagado para liberarnos. Enséñanos que el
Viernes Santo es el camino hacia la Pascua de la Luz, que Dios no olvida a
ninguno de sus hijos y no se cansa de perdonarnos, de abrazarnos con Su
infinita misericordia, y enseñarnos a no cansarnos de pedir perdón y de
creer en Su misericordia sin límites."
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