Segunda semana de adviento 2018
“Como está escrito en el profeta Isaías: «Yo
envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino; voz del que
grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos”»;
se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de
conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y
toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus
pecados. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la
cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás
de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle
la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará
con Espíritu Santo”
La segunda semana tenemos que prepararnos. Cuando tenemos un evento importante pasamos mucho tiempo
preparándolo para que todo salga bien y perfecto. Tenemos que prepararnos para
que Jesús nazca en nosotros, pero él no quiere que nos pongamos elegantes, no
quiere que le preparemos la mayor comida del mundo ni quiere que hagamos muchos
regalos. Él sólo quiere un regalo, que preparemos nuestro corazón para que
podamos ser su luz en el mundo. En esta semana vamos a pensar en qué
podemos hacer para prepararnos mejor. Podemos pedirle perdón a alguien con
quién nos hayamos portado mal, por ejemplo, si hemos gritado a nuestros padres
porque no nos comprenden les podemos pedir perdón. Podemos pensar en las cosas
que no hacemos bien, no en no se me da bien dibujar o cantar, sino en soy un
poco egoísta, no me importa lo que haga mientras yo esté bien o apruebe un
examen... Podemos al igual que María dar nuestra disponibilidad, no sólo a los
demás, como hemos visto con la primera vela, sino a Jesús. Dedicarle
tiempo.
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